lunes, 29 de diciembre de 2014

Fly with me.

Unknown 

Nunca había hecho lo que hice el otro día. Nunca se queda corto.

Soy una persona tan negativa, controladora, impulsiva...  que resulta que por una vez ganó esa última parte de mi a todas las demás. Y el impulso fue coger el dinero que tenía en la mano, e invertirlo en una futura felicidad y experiencia. Como he dicho, es una inversión. Inversión porque ahora hay una nueva ilusión, mientras lo planeamos todo, vemos cómo será, dónde será... también ver su sonrisa cada vez que se acuerda que en Febrero seremos él y yo en otro país me da la alegría que necesito. Su sonrisa. Sus ojos al abrir la caja. Eso es impagable.

Y si cojo dos billetes y nos vamos y que le den por culo a todo durante sólo un fin de semana? Sólo él y yo. Me da igual todo, sólo quiero verle sonreír.

Nunca había tenido ese impulso tan poco propio de mi. Y sobretodo tan decidido. No sé si salió de la frustración de no poder seguirle a Asturias, no poder coger un blablacar, no poder coger un avión, no poder tantas cosas... y las ganas de volar, de verle como un pececillo en una pecera nueva llena de cosas guays. De darle un cumpleaños como dios manda.

Para justificarme de todo, diré que no es por él, es todo por mi. Porque si él sonríe yo sonrío. Si él llora yo quiero que sonría. Si tiene miedo yo quiero que sonría. Tiene frío .... a no, eso no suele pasar, maldito norteño. Por lo tanto si él explota con ésta experiencia, yo más. 

Entonces es cuando de repente estoy sola en casa y me pide que duerma con él, porque está volviendo  a Valencia un día antes para verme. 8 horas de viaje. Por esas cosas se merece lo que hice. El maldito es adorable, y muchas cosas lascivas más.


No hay comentarios:

Publicar un comentario