jueves, 17 de julio de 2014

I, and myself.

Natalia Drepina

Muchas veces creemos que nuestra felicidad depende de alguien más a parte de nosotros mismos... lo cual es un error. Las otras personas claramente interfieren en nuestro estado de ánimo, ya sea mi madre poniéndome de mal humor recogiéndome la habitación, mi padre preguntándome mil veces la misma cosa, o que me digan que compre pizza para comer me pone de buen humor, que se acuerden de mi cuando ven una cámara... etc. Pero no tenemos que dejar que a parte de en nuestro humor interfiera en nuestra actitud y felicidad personal.
Decidí que en lugar de idealizar a las personas, esperar que hicieran algo por mi... como despertarme un domingo y que me trajeran el desayuno, o que me dieran el abrazo que llevaba todo el día esperando... pues hacerlo yo misma. La gente no es adivina, la gente no tiene por qué saber que una bolsa de golosinas me hace feliz después de un duro día de trabajo, o qué canción quiero escuchar en tal momento, porque a veces no lo sé ni yo. Se acabó ser tan dependiente del resto de personas, porque esas personas tampoco lo son de mi, y no me necesitan a mi como yo les necesito a ellos, y puede que me necesiten a mi y yo a ellos no... 
Hoy por hoy me seco yo las lágrimas, es tan fácil como levantarse a por un clinex. Me hago yo mi propio desayuno, y si quiero me lo tomo en la cama, es tan simple como poner los croissants en una bandeja y disfrutar. Por qué voy a esperar algo que puede no llegar, pudiendo hacerlo yo misma? 

De esta forma puede que me sienta algo vacía, pero no por ello menos feliz. La gente va cada día más a su bola, y yo soy fiel y constante. No voy a esperar a que el mundo reaccione cuando yo lo necesito. Que no quita que yo esté ahí para el mundo, porque sí que lo voy a estar.


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