Ferran Alemany |
"Por los viejos tiempos" es una buena forma de hacer prender la mecha mientras incas los colmillos en mi yugular incrustando así la ponzoña que nos llevó a perder la cabeza.
No se puede mentir al deseo y la pasión. No se puede subir nuestro termómetro a nuestro gusto, los sofocos no mienten si tus yemas salen a pasear.
Es un arte ésto de saber pulsar las teclas adecuadas para hacer sentir a una persona, cada uno tiene su hueco entre costillas, a cada uno le sopla el viento desde un costado diferente... y no todo el mundo sabe hacer sonar las notas de los gemidos más agudos de cualquiera. Hay cosas que no cambian, y yo sé cómo mover tus hilos de la perdición, y tú sabes cómo mover los míos. Llevémonos bien pues.
Es como bailar un vals, un tango, una balada, flamenco, electrolatino y la macarena juntos, y sin perder el compás. Sabes que vas a pisar fuerte y yo voy a gritar, sé que voy a arañar y tú vas a sucumbir, como un efecto dominó, como el efecto mariposa, mi acción tendrá una reacción... una consecuencia. Vamos a seguir un guión no escrito.
Eres un cínico, y yo una pared de hielo de mi propio igloo.
Hay personas con las que no puedo pasar más de 12h por saturación o aburrimiento, y contigo no puedo pasarlas por lujuria y pecado. Liaditas para los amigos.
Pero al final yo soy la que elije los zapatos de cada día, la que sangra si se quita la costra, la que engorda o adelgaza si como o dejo de comer... nadie va a obtener los beneficios o consecuencias de mis actos más que yo. Por ello voy a seguir haciendo lo que me venga en gana o placer. Yo avisé en su momento de cómo era, de lo que quería, de hasta que punto iba a sentir algo, así pues no me siento mal por lo que hago y a quién hago daño.
Que cada uno mire por su corazón, sus heridas, y su límite. Pero yo no quiero tonterías después.
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