miércoles, 6 de junio de 2012

Love at sixteen ninths

Giacomo Sinapsi
Te hubiera encantado este verano, sería el verano perfecto, en el que tú no puedes salir y en el que yo tampoco. Un verano lleno de cuerdas que me atan, todas mis noches regaladas y todos mis días vendidos al calor. Un verano sin celos, sin envidias, sin discursiones por teléfonos, sin fiestas interrumpidas por tus lloros, sin resquemores... hubieramos intercambiado fluidos, los de nuestros sudores, debidos al pegajoso Agosto. Tus peticiones y reclamaciones llegan con retraso, exactamente dos años de retraso. Es curioso como las tortillas dan la vuelta en el aire, y nosotros la dimos en madera vieja, ahora tú gozas de su frescura, pero yo me clavé las astillas. Me comí todas tus noches de amargura desvelada, contándote cuentos imposibles de futuros días de sol que tú te creías con desconfianza. Ahora que el hada madrina los hizo realidad, es cuando no necesitas mis costillas para aferrarte a la seguridad. En cambio, con el último estornudo cambiaron mis tornas, me subí los pies a la cabeza y mi pelo es mi propia alfombra, mi cuerpo es mi propia canoa que se tambalea con las olas, y ahora mismo, el mar está nervioso, y el oleaje es fuerte. Es curiso nuestro parecido, que tenemos las mismas conservas de rábia y celos, guardamos los mismos gestos, y tememos a las mismas noches. Mi teléfono se quedó sin convertura, o mejor dicho sin destinatario, los cuentos que me inventaba hoy se quedaron sin fuente de imaginación, y ahora la que se desvela por las noches, soy yo.

Que escriba sobre el pasado no es fruto de añoranza, sino de la ironía de la vida y de los cambios. El destino juega con nosotros como títeres, y el karma se carcajea en nuestra sombra.


Hoy lucho por no ser quien era, por mantener la ira y mi orgullo escondidos, y dejar a la vista mi sonrisa para que te abanique con elogios reconfortantes. Otra cosa es como sea recibida, porque el sarcasmo es un arma muy fuerte y dolorosa, y mi sonrisa es una débil principante en esto de la batalla. Durará poco tiempo, está cansada y herida, y tus muestras en cara no apoyan su causa.
Finalmente ha sido abatida, y ha salido la furia a defenderla, el mosqueo por la duda. Hay enfados que vale la pena olvidar el "por qué" y esta mañana no recordaba los detalles, pero he querido recuperarlos, el crimen me ha sido familiar, la insistencia me ha recordado a la de meses atrás, y no quería dejar pasar la misma abatida.

¿Qué necesidad hay de publicar al resto de gente un hecho? No lo entiendo. Al resto de personas "se la come" mi vida, les va a dar igual lo que publique.

Es de valientes saber pedir ayuda cuando la necesitas, saber pedir apoyo cuando no lo encuentras en tí misma, quizá por orgullo no esté bien visto, pero la sensación de compañía, de cariño, vale más que eso.

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