viernes, 12 de octubre de 2012

Darling

Shannon Lee Miller
La soledad luce tan bien, justo cuando sale el sol, y los primeros rayos de malestar comienzan a hacer vibrar. Girarte a ambos lados para confirmarlo, no hay nadie más y el ruido se añora, y si no lo provocas tú, el silencio inundará las esquinas, el gotelé.
No confundas, no es miedo, es dolor, cada día con un sabor amargo diferente. Cada fin de semana con una revelación diferente.
Sin apetito, esperas las estaciones bajo las canciones, significados escondidos a los recuerdos. Carpetas que un día fueron escondidas, lo malo es no recordar el por qué, y soltar la curiosidad a olisquear el fuego, o buscar los supervivientes de entre las cenizas.
Jamás existieron, se fueron perdiendo por el camino de la esperanza, ni siquiera indiferencia, ni rencor, saltamos los escalones del protocolo al odio, con impaciencia por olvidar.
Y ahora con la mano en la sartén, cocinando nuevos días para uno, y en ocasiones para dos. Preparo la mesa con mantel de cuadros, por si quizá se fijaran en los pequeños detalles, esos que disimuladamente construyen el alma, lo verdaderamente importante.

Cada día la cena se come antes, y así antes pasan las horas para dormir, de esta manera los días pasan, hasta encontrar algún sentido indicado para ellos.

Hoy? cena para uno.

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